miércoles, 30 de diciembre de 2009

Trascendencia de la Batalla de Azapampa

El 29 de diciembre de 1820 se escribió una de las páginas más memorables de la historia peruana. El pueblo wanka demostró al mundo que había que pelear y hasta ofrendar la vida si fuera necesaria, en el gran sueño de libertad; por ello en condiciones de inferioridad se enfrentó en Azapampa con valentía indomable al ejército español. Según los antecedentes históricos para definir el futuro de América dominada por el yugo español, llegaron al Perú, las dos corrientes libertadoras del Sur y del Norte, encabezados por el argentino Don José de San Martín y el venezolano Simón Bolívar, al considerarse que nuestro país era centro del poder español, por lo que peligraba la consolidación de la independencia.
La expedición libertadora del sur, una vez que logró la independencia de Chile en la Batalla de Maipú, decidió marchar al Perú, llegando a la Bahía de Paracas el 7 de setiembre de 1820, donde el general San Martín establece su cuartel general; desde ese lugar envía una expedición libertadora al mando de José Antonio Álvarez de Arenales, con la misión de organizar a los pueblos de la Sierra Central del Perú a favor de la causa emancipadora.
Álvarez de Arenales, después de proclamar la independencia de Ica, pasó a Huamanga e Izcuchaca y luego a Huancayo, donde proclama la independencia apoyado por el coronel Marcelo Granados, el párroco Estanislao Márquez y el escribano Juan de Dios Marticorena, el 20 de noviembre de 1820, desde un tabladillo levantando en la Calle Real, en medio de júbilo popular, pasando luego a Tarma y Cerro de Pasco. El ejército español al enterarse de la proclamación de la independencia de Huancayo, desde el Cusco marcha hacia el centro del Perú al mando del Brigadier Ricafort, buscando apresar a Álvarez de Arenales y castigar a los pueblos rebeldes. Ricafort, llegó a Huayucachi el 28 de diciembre, donde incendió el pueblo luego de hacer lo mismo con las comunidades de Cangallo e Izcuchaca.
Desde Huancán, el ejército español integrado por unos mil 300 soldados armados inician el ataque contra el pueblo wanka que se encontraba en Azapampa, dispuestos a resistir y defender su independencia proclamada. La batalla de Azapampa según la historia se inició a las 3 de la tarde del 29 de diciembre de 1820; los comuneros dirigidos por Ascencio Aldao, se enfrentaron contra los soldados españoles, pero a diferencia de sus rivales, estaban armados de picos, azadones, palos, huaracas y pocos con armas de fuego. La batalla fue desigual, la masacre terminó con 500 campesinos acuchillados. Los españoles ingresaron al centro de Huancayo, asesinando a hombres, mujeres, niños y ancianos que encontraban a su paso. Ricafort actuó de esta manera, en la falsa idea de sembrar un escarmiento en todos los pueblos que intentaban desafiar al poder español.
Por este hecho histórico y otras duras intervenciones de los pobladores wankas en la guerra por la independencia, el gobernador provisorio Torre Tagle le confiere a Huancayo el título de "Ciudad Incontrastable" (Ciudad que no puede ser conquistada), el 19 de marzo de 1822 gracias a un Decreto Supremo otorgado por el presidente Torre Tagle el 19 de marzo de 1822, confirmado por el Congreso Constituyente del 30 de enero de 1828, ratificado además por el Presidente José de la Mar el 5 de febrero de 1828. En homenaje a los aguerridos wankas que nos dejaron ejemplo de verdadero patriotismo, se ha levantado en Azapampa un obelisco que perenniza la memoria de cientos de héroes anónimos que ofrendaron su vida sin vacilar, por ver una patria libre.